Nos disponemos a recorrer la finca de olivar “Casa del Duque”, situada en el término municipal de Espejo, muy próxima a esta localidad. Tiene una superficie de casi 79 hectáreas, en las que se cultiva, además de olivar, cereal y almendros.

Nuestra ruta comienza paralela al arroyo del Aljibe, un arroyo que atraviesa la finca por su flanco oriental, en dirección noreste, al encuentro con el río Guadajoz. Desde este punto, podemos contemplar una de las actuaciones llevadas a cabo por “Olivares Vivos”: la revegetación de la ribera del cauce, que ha mejorado las orillas del arroyo y favorecido la conexión con otros hábitats. Este tipo de actuaciones mejora la defensa contra la erosión, facilita el tránsito de animales y genera ambientes aptos para muchas especies.

El camino que seguimos al comienzo transcurre por la linde entre el olivar y una zona cultivada con cereal. En ecología, estas zonas de contraste entre dos hábitats diferentes reciben el nombre de ecotono y son especialmente interesante pues pueden encontrarse organismos adaptados a ambos tipos de hábitat, además de otros especializados precisamente en esas zonas de contraste, por lo que suelen ser zonas especialmente diversas.

A la izquierda se puede observar la plantación que se ha realizado para revegetar el talud. Se han utilizado especies que ofrecen flores atractivas para distintas especies de insectos polinizadores y frutos para la comunidad de aves de la zona. Muchas de las especies que utilizarán esta plantación, ya sea de insectos arañas o aves, ayudan al control biológico de plagas del olivar, como la mosca del olivo (Bactrocera olae) y la polilla del olivo (Prays oleae).

Los campos de cultivo que quedan a nuestra derecha albergan interesantes comunidades de fauna, especialmente adaptadas a medios con escasa cobertura de vegetación arbórea y arbustiva. Destaca en esta comunidad el grupo de las aves esteparias, especies que en los últimos años se han visto perjudicadas por los procesos de cambios de cultivo e intensificación de la agricultura. Especies como el alcaraván común (Burhinus oedicnemus), en aguilucho cenizo (Circus pygargus) o el sisón común (Tetrax tetrax), que con un poco de suerte se pueden observar en esta zona.

La prolongada ausencia de cubierta vegetal en esta finca por el uso continuado de herbicidas incrementó los procesos de erosión. Por este motivo, las plantaciones y siembras realizadas no sólo han creado un corredor en dirección norte-sur, sino que también han protegido el terreno frente a la pérdida de suelo. Si miramos hacia el oeste (entre las dos elevaciones), podremos ver de manera muy clara la cicatriz dejada por este problema en forma de cárcava. Mientras, hacia el nordeste, contemplaremos la revegetación parcial de la misma.

Durante la subida a la cima, la ruta deja a la izquierda cuatro cajas nido destinadas a facilitar la instalación de aves en el olivar. La primera, se encuentra muy próxima al punto en el que nos encontramos. En esta zona también hay algunas encinas, aprovechadas por algunas aves para nidificar.

Cuando alcanzamos la cima, nos encontramos un parche de arbolado natural al que acompaña algunos olivos. Desde aquí, podemos ver hacia el sur un bebedero que ayuda a la fauna a soportar el estío, además de algunas cajas nido que se distribuyen por el camino que hemos venido siguiendo. Por otra parte, y aunque sean más complicados de encontrar, en esta parcela se han dispuesto 5 nidales de insectos. Estos nidales tienen como objetivo dar refugio y facilitar las puestas de distintas especies de abejas y avispas solitarias. Se trata de especies que favorecen servicios ecosistémicos como la polinización y el control de plagas, ya que durante la fase larvaria se alimentan de diferentes especies que pueden constituir un problema para el olivar, como la mosca del olivo o la polilla del olivo. Si encontramos alguno y nos fijamos bien –siempre sin tocar ni molestar-, quizás podamos encontrar algún hueco ocupado.

En paradas anteriores se ha podido comprobar el problema que supone la erosión y como se intenta solventar realizando siembras y revegetaciones en los márgenes de los arroyos. En este punto podemos encontrar otras de estas actuaciones que además, crea un pequeño corredor de vegetación que conecta la parte alta del cerro con el arroyo del Aljibe, que podemos ver a lo lejos, en la parte más baja (y ya fuera de la finca).

El recorrido acaba en este punto. Sin embargo, una vez que hemos visitado toda la finca, queremos llamar la atención sobre como pequeñas actuaciones como las revegetaciones realizadas, tanto en los arroyos como en las lindes puede ayudar a mejorar el agroecosistema del olivar. Se aprovechan así espacios que no tienen uso productivo, pero que permiten crear hábitat para multitud de especies, animales y vegetales, que además pueden participar en la mejora de las condiciones del cultivo, permitiendo un mejor control de la erosión o controlando plagas. Y sobre todo haciendo del olivar un lugar más atractivo y equilibrado.