El inicio de la ruta se sitúa a la entrada de la finca, a la cual accederemos a través de un camino sin asfaltar que se halla rodeado de grandes árboles que nos proporcionarán sombra y darán una visión diferente del olivar intensivo que se observa a ambos lados del mismo.

Entre los árboles que se encuentran en el patio del cortijo, se han ido disponiendo cajas nido, útiles para diferentes especies de aves. Con ellas se pretende que tengan un lugar idóneo para su establecimiento, ya que les ofrece refugio tanto para la cría como para vivir, alejándolos de los depredadores naturales. Si nos fijamos bien, podremos ver como los agujeros que permite el acceso a su interior tienen tamaño diferentes, lo que hace que cada una de ellas sean idóneas para distintas especies.

En la pared de la nave que sirve para guardar los aperos y tractores con los que se realizan las labores agrícolas, se han situado cajas nido que sirven de refugio para murciélagos. Éstas tienen una estructura distinta a las propias de las aves, presentando ranuras que facilitan el paso de estos mamíferos, así como agarres en la parte superior, de los que pueden colgarse para descansar. Por otra parte, y tal y como se puede observar, se hallan situados en dirección este, lo que hace que el sol caliente las cajas durante las primeras horas de la mañana, perdiéndose más tarde y evitando así que pasen excesivo calor.

El establecimiento de una charca en los olivares sirve como punto caliente de biodiversidad, ya que ofrece agua para anfibios, reptiles, aves o mamíferos a lo largo de todo el año. Sobre todo en los meses de verano, cuando las altas temperaturas y las escasas precipitaciones hacen que este recurso escasee.

En la zona baja del monte que se halla al sur de la finca, se puede encontrar un área donde el estrato arbóreo está compuesto por acebuches. Unos árboles que se entremezclan con encinares o matorrales y que son recolectados de manera especialmente laboriosa, con el fin de obtener aceite a partir de las acebuchinas, su pequeño fruto.

Aunque tradicionalmente gran parte de los subproductos obtenidos a través de la extracción del aceite de oliva se hayan desechado, hoy en día se tiende a su revalorización y aprovechamiento. Es lo que ocurre con los restos de hojas o ramas que pueden ser compostadas, obteniéndose un abono natural que posteriormente será esparcido entre los olivos.

Antigua cantera utilizada para la extracción de áridos, hoy en día abandonada.

Arroyo que presentaba importantes procesos erosivos y cuyos márgenes se han revegetado con diferentes especies arbustivas, con el fin de reducir las tasas de pérdida de suelo. Tal y como se puede observar, las plantaciones se han hecho dejando algunos espacios que permiten el paso de vehículos, por lo que no se dificulta las labores agrícolas.

Para mejorar la biodiversidad del olivar, se han levantado unos muros que mejorarán el hábitat para diferentes especies, al crearse pequeños huecos o levantarse apoyos a mediana altura que pueden ser aprovechados por diferentes especies de aves, reptiles o mamíferos. Asimismo, estos trabajos se han visto complementados con la disposición de plantas herbáceas y arbustivas en las cercanías, convirtiendo todo este espacio en un lugar idóneo para la distribución faunística.

Enclave en el que permanece un pequeño encinar que se ha convertido en bosque isla. En él se pueden encontrar un gran número de especies de flora, siendo un auténtico punto de desarrollo de la biodiversidad en el conjunto de este agrosistema.

A lo largo de este camino andaremos entre un olivar tradicional que se ha redensificado, al añadirse un nuevo árbol entre los más antiguos. De este modo, se ha conseguido ampliar la densidad arbórea, así como incrementar la producción, llevándose a los campos a una situación intermedia entre el manejo de tipo tradicional (aproximadamente 100 olivos por hectárea) e intensivo (por encima de 250 olivos por hectárea).

Una antigua caseta usada para la transformación de la luz ha servido para la instalación de un número importante de cajas nido que pueden ser usadas por distintas especies de aves, tales como cernícalos primilla o lechuzas. Con ella se hace visible como una infraestructura abandonada y que no tenía utilidad puede recuperarse y servir para mejorar el hábitat e incrementar la biodiversidad del conjunto del olivar.

En uno de los edificios que compone el cortijo Virgen de los Milagros se puede encontrar la tienda, en la que se pueden adquirir los aceites, así como otros productos, elaborados en la explotación.

Tras recorrer los últimos metros que discurren entre olivar plantados con marco tradicional, llegamos al punto donde finaliza la ruta, justo en el mismo lugar en el que lo comenzamos, y que nos permite volver a disfrutar el paisaje que nos ofrece la Finca Virgen de los Milagros.